Audrey Blanc

por **Audrey Blanc** Jue Ene 28, 2010 5:43 am

~Nombre completo del personaje: Audrey Odette Blanc

~Linaje: Pura

~Varita:

~Hogar en Hogwarts: Slytherin

~Personalidad: Fría, calculadora, y sumamente astuta, no podrás jamás tomarle el pelo a esta joven, su peculiar forma de calar a la gente hace de su labor mucho más fácil, sus artimañas de manipulación son admiradas en todo Hogwarts, aunque no tenga casi ninguna amistad de verdad, puesto que solo quiere una cosa, poder. Su sonrisa encantadora hace que las personas confíen en ella, pero es solo un pequeño juego, en su mente tiene millones de cosas guardadas, recopiladas una por una, como si fuese una enciclopedia andante, y de esa manera los Ravenclaw la odian, los Gryffindor también porque siempre descubre sus planes, además de que es Slytherin, los Hufflepuff no entienden que siga estando en el colegio, y los Slytherin directamente se dedican a preguntarse ¿Quién será? Esta querida joven revolucionará Hogwarts ¿Podrá con su Director? Le guste o no, lo hará.

~Físico: Alta, atractiva joven de tez oliva, gran melena oscura que le cae en cascada por su espalda, cara ovalada, con unos ojos de tonalidad cobrizo que acompañan a unos labios sutiles y muy bien definidos. Su mirada es inquietante, se te eriza la piel al verla pasar por delante, tiene un elegante porte que te hace tenerle respeto, incluso cuando de verdad no se lo tienes. Es bastante menuda, pero muy bien proporcionada, nunca ha tenido problemas de salud, sabe como llevar su vida como es debido.

~Edad: 16

~Familia: Ninguno de sangre, Morgana es su único pariente próximo.

~Mascota: Noir, una gata persa negra de ojos cobres, es su mejor amiga y aliada.

~Escoba: Nimbus 3000

~Patronus: Murciélago

~Boggart: Un mortifago repartiendo flores por donde va.

~Organizacion: Aprendiz de Mortifago

~Historia:

Hace 16 años dos jóvenes mortifagos huían por el Bosque Prohibido de los aurores que los perseguían, corrían sin cesar cargando en brazos a una pequeña criatura, rápidamente llegaron a un portal que los condujo a una pequeña casita en Bélgica, allí se encontraron con Morgana, una vieja testaruda que sólo ansiaba el poder que la pequeña llevaba en su interior. En ese mismo instante los dos mortifagos se miraron atemorizados sin saber lo que hacer, ambos querían que la niña tuviera un gran futuro, pero no corrían buenos tiempos, y sería mejor salvaguardarla y protegerla lo más posible, pero en cambio Morgana no aceptaba un no por respuesta, necesitaba a la niña, y la tendría de cualquier forma.

-Hicimos un pacto, vosotros me entregabais a la niña a cambio de que yo os diese protección, y una vida tranquila –Dijo con un tono severo, y con la mirada clavada en ambos.
-Sabemos que hicimos ese pacto, pero ahora que la tenemos… No queremos deshacernos de ella –Miraron a la niña con cara dulce y paternal, una cara que ni sabían que tenían.

Morgana furiosa de que todo no saliese como debería salir, agarró su varita y pronunció las dos palabras más temidas por un mago.

-¡Avada Kedavra!

Los dos mortifagos cayeron desplomados al suelo de inmediato, y la niña quedó tendida en los brazos de su difunta madre. Sin pensárselo dos veces, Morgana sostuvo en sus brazos a la pequeña y la miró con una mirada malévola, de orgullo, sabía que con ella todo le iría bien, demasiado bien. Podría cuidarla, enseñarle toda la maldad que una persona puede llevar en su interior, los secretos más oscuros de la magia, el gran poder que se puede crear uno mismo, tenía grandes planes para esa niña, grandísimos planes sin duda, Audrey Blanc sería algo más que una bruja cualquiera.

Pasaron los años y Audrey creció aprendiendo toda la magia oscura que una niña podía llegar a aprender, los cuentos de buenas noches eran sobre el Señor Tenebroso, aquel hombre tan majestuoso, y al que Audrey admiraba, deseaba ser algún día como él. La pequeña entrenaba todos los días, toda clase de hechizos, embrujos, pócimas, cualquier cosa que la hiciera más fuerte y más preparada, admiraba a los mortifagos, su forma de ver el mundo, todo lo que ella más ansiaba, lo tenían ellos, pero aún más Voldemort.
Los días pasaban, y Morgana debía inventarse alguna que otra historia para que Audrey no sospechara de sus verdaderos padres, así se inventó una historia:

"Un lluvioso día de Abril tus padres se adentraron en el gran Bosque Oscuro buscando un lugar donde poder matarte, ellos no te querían, tenían miedo de que algún día te volvieses tan fuerte como el Señor Tenebroso, así que intentaron por todos los medios deshacerse de ti, pero yo los encontré y pude ver sus intenciones, vi que te llevaban en sus brazos y que necesitabas ayuda. Grité que pararan , que era demasiado importante como para matarte, pero no me hicieron caso, y entonces aparecieron unos aurores, te soltaron y yo te agarré antes de que cayeses al suelo, desaparecimos juntas, y desde aquel día prometí que te haría la niña más inteligente y poderosa que jamás se podría ver en la historia de la magia, incluso más poderosa que Voldemort."

Ante aquella historia Audrey solo podía sentir odio hacia sus padres, y admiración ante Morgana, las intenciones de Morgana eran las peores, deseaba que si algún día el Señor Oscuro regresara, Audrey sería la moneda de cambio, el poder de la pequeña a cambio de estar junto a él.

Pero lo que Morgana no sabía es que Audrey era mucho más lista de lo que ella jamás podría imaginar. Audrey deseaba ser fuerte, poderosa, triunfante en la vida, sus ansias por ser así eran muy grandes, y su admiración ante Lord Voldemort también, pero ella sabía que no debía andarse con regodeos, debía ser astuta, leal, y por supuestamente la mejor de todas.

Llegó el primer curso de Hogwarts, como era de imaginar cayó en la casa de Slytherin, desde entonces Audrey era mejor que ninguna otra alumna que hubiera pasado por allí, era fría y calculadora, tenía mil planes para que las cosas que quería saliesen como ella necesitaba, si no funcionaba el A, estaba el B, y si no el C, así sucesivamente. No había nadie como ella, incluso su sonrisa daba mucho que desear a los demás, incluso era una niña querida, aunque algunos le tuviesen mucho temor.

Antes de volver a Hogwarts, en su sexto curso, Audrey pegó un gran cambio, dejó de ser, Audrey la niña inteligente y poderosa, a Audrey la mujer atractiva, inteligente, poderosa, y lo que cualquier persona desease en la vida, pero ella no se andaba con juegos, no tenía tiempo para jueguecitos de críos, además de que descubrió algo que no se esperaba de Morgana, pero eso no la frenaría, seguiría hasta el final, le costase lo que le costase.